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Aruba, el paraíso es de color azul

Para pasar las vacaciones de verano queríamos ir a la playa. Conocer nuevos sitios que nos brindaran la posibilidad de descanso y disfrute que tanto necesitábamos. Una isla en el Caribe, muy famosa por sus preciosas playas y por la maravillosa atención de sus habitantes fue nuestro destino. Aruba, donde el paraíso es de color azul.

Eagle Beach

Estuvimos cuatro días y aunque parecían ser suficientes para conocer la pequeña isla, no lo fueron para lo mucho que estábamos disfrutando allí. Era ver el color azul del mar y emocionarse. Al acercarte a la orilla de la playa descubrías que  el agua era tan cristalina que podías ver tus pies perfectamente. Escuchar el oleaje del mar tumbados en la arena blanca. El sol incandescente, inclemente, solo era dominado en ocasiones por el viento y por las deliciosas y refrescantes  margaritas ofrecidas muy amablemente por los camareros del hotel.

Nuestro hotel, como la mayoría de los hoteles en Aruba, estaba a orillas de la playa. En nuestro caso, en Eagle Beach… sin duda, de lo más bonito que he visto. No hay nada más gratificante que despertar y ver el mar allí tan cerca. Abrir las ventanas y dejar entrar la luz y la brisa… ¡qué auténtico placer!

Y allí estuvimos esos cuatro días, en un paraíso terrenal al alcance de unos pasos. Pero, ¿por qué no dar una vuelta por la isla y ver qué más nos ofrecía? Así que decidimos ir al centro turístico de la isla para descubrir un montón de cosas que no imaginábamos que un sitio tan pequeño podía tener.

Oranjestad, la capital de Aruba, tiene herencia holandesa. La isla caribeña cuenta con tan solo 108 mil habitantes aproximadamente. Tiene un territorio principalmente árido y sin ríos, por lo que el agua que allí se bebe proviene del mar, pero que primero pasa por un proceso de desalinización que la convierte en una de las mejores aguas de todo el Caribe. Por sus condiciones climáticas, que debo decir hacía muchísimo calor, la vegetación me pareció bastante curiosa. Siete tipos de cactus se pueden ver a lo largo y ancho de la isla. Me pareció alucinante.

Una vez en el centro de la Isla recorrimos las calles principales en donde una gran variedad de escaparates se exponen dejando ver todo tipo de artículos, desde Ralph Lauren y Cartier, hasta los típicos souvenirs propios de cada país.

Oranjestad

Pero no sabíamos a dónde ir ni qué visitar y, por cosas del destino, y producto de una sed insaciable, quedamos en un sitio a tomar una Coca Cola helada y allí nos enteramos de que podíamos hacer un tour por la isla, y que nuestra guía sería una chica estupenda, Marisol.

Marisol nos llevó por todos los sitios más significativos de la isla, a la vez que nos hacia del paseo un momento extremo agradable. Durante dos horas de recorrido pudimos conocer sitios como:

  • El Puente Natural, donde rompen las olas de una manera impresionante.
  • La Capilla Alto Vista, que es la más antigua de la isla.
  • El Faro California, donde se pueden apreciar unas vistas espectaculares.
  • Bushiribana, ruinas de una mina de oro en donde los turistas suelen apilar rocas en forma de pequeñas torres como símbolo de retorno.
  • Playas, espectaculares de agua cristalina y arena blanca: Palm Beach, Eagle Beach, Baby Beach.
  • Formaciones de rocas volcánicas, donde se puede encontrar una pequeña cueva en la cual pudimos ver el rastro del pasado en las paredes de piedra.

Puente Natural, Capilla Alto Vista, Faro de California, Bushiribana, Formaciones rocosas

En Aruba todos sus habitantes hablan por lo menos 4 idiomas… ¡¡¡¡4 idiomas!!!! El Papiamento es la lengua oficial, también se habla el holandés sobre todo para asuntos oficiales, el español por su cercanía con Venezuela y el inglés por su principal fuente de ingresos y trabajo, el turismo. Marisol no dejó de lado este punto y también nos dio unos minutos de clases de papiamento. Aprendimos que Bon día significa buenos días, danki es como damos las gracias y que un sunchi es un beso… y muchas cosas más.

El lema de la isla no le queda corto, en Aruba se puede leer por doquier que es una isla feliz y no queda duda de ello. Los arubianos son felices y es algo que se contagia. Aruba, One happy island.

En plena Oranjestad, bienvenida a los turistas

Gracias a Marisol, esas dos horas de tour se conviertieron en un momento divertido y especial. Sin duda esos cuatro días fueron maravillosos, de completo relax. Aruba, esa pequeña isla en el Caribe y su gente amable hacen de la experiencia algo más que unos pocos días de descanso, la hacen inolvidable.

Las Cataratas del Niágara en 4 estaciones

Uno de mis lugares favoritos entre todos los que he podido visitar son las Cataratas del Niágara, en su parte canadiense. Es impresionante ver este tipo de maravillas naturales en primera fila. Se trata de un pequeño grupo de cataratas que separan a Canadá y a los Estados Unidos, un lugar donde dos personas desde cada país podrían verse, aunque no distinguirse tan fácilmente sin la ayuda de alguna lente o zoom.

Para mí este lugar es mágico. Imagina estar en un sitio que puede quitarte el aliento y sumergirte en un mar de sensaciones. Eso fue lo que sentí al estar allí, frente al azul del cielo, el frío del viento, el olor de las flores, el sonido del agua al caer… Pero no siempre son las mismas sensaciones y no todas ocurren al mismo tiempo. A lo largo del año todo esto cambia; lo que vemos, escuchamos, olemos y sentimos adquiere distintos matices según la época del año, respondiendo a las exigencias del clima, representando a cada estación.

Tuve la fortuna de conocer este maravilloso lugar durante cada una de las estaciones y la imagen siempre fue distinta. Todo comenzó una vez en verano…

Verano

Un sol radiante, una brisa seca y un calor nunca antes sentido creaban la atmósfera. El agua de un azul intenso en continuo movimiento, hacía contraste con el azul muy claro del cielo. Alrededor, el verde de las plantas en perfecto estado, como si los rayos del Sol no hicieran mella en ellas. Durante el verano todo parece incandescente. La multitud haciendo cola para dar un paseo por las aguas traviesas de las cataratas y el bullicio de la gente creando un manto ensrodeedor pero lleno de energía representan la mejor imagen de una época donde el calor pasa desapercibido ante tal magnitud natural.

Otoño

Al cabo de unos meses el clima empieza a cambiar, así como también lo hacen el color de las hojas y del agua. El naranja reina entre las plantas y el azul que se posa al pie de las cataratas da paso a un tono verdoso. Aún se puede dar un paseo en barco y andar por los caminos detrás de la cortina de agua. Ver desde abajo la grandeza de las cataratas es alucinante, en la cara se reciben algunas gotas de agua y el aire comienza a sentirse un tanto frío, aunque todavía sin helar. Esta es una estación romántica, agradable a los sentidos y que invita al disfrute sin exigencias, sin objeciones… la naturaleza se encarga de crear el mejor escenario posible brindándonos armonía y tranquilidad. Visitar las Cataratas del Niágara en otoño es una experiencia llena de esplendor y belleza.

Invierno

Pero el tiempo transcurre y da la bienvenida al invierno. El frío inclemente se adueña de todo y cubre de blanco árboles y caminos, de hielo el agua y de gris al cielo. Los animales silvestres se esconden para protegerse del frío y las plantas muestran sus ramas desnudas. No obstante, sigue siendo un espectáculo ver a las cataratas con traje de nieve.

Primavera

Finalmente, cuando el frío se rinde y se retira, las flores renacen y el hielo se derrite. Los colores empiezan a aparecer una vez más dando pie a una nueva etapa. El cantar de los pájaros crea un fondo musical que en conjunto con el sonido producto del agua nuevamente en movimiento, sin duda logra sacarnos una sonrisa.

Visitar las Cataratas del Niágara ofrece mucho más a los turistas. Sin duda ellas son la estrella principal de espectáculo, pero a pocos metros de distancia se encuentra una gran variedad de atracciones, museos, sitios donde comer y donde comprar. No hay cabida para el aburrimiento, allí está todo. Desde Sipedrman hasta King Kong, la casa del terror, el Museo de Cera… ver al hombre más grande del mundo en el Museo de los Records Guinness y un sin fin de cosas más.

Y cuando cae la noche, la escena final. Un show de luces de colores sobre las cataratas despiden a los visitantes no sin invitarles a volver. El trayecto de regreso se hace más ligero, todos sonríen satisfechos y dicen hasta pronto, llevándose en la memoria imágenes inigualables, experiencias irrepetibles, sensaciones únicas… simplemente, maravilloso.

A continuación les dejo un vídeo donde muestro tan solo un poco de la belleza que nos brindan las Cataratas del Niágara. Espero lo disfruten video

Toronto de mis amores

Canadá me parece un país de ensueño. Sus ciudades, sus campos, la gente, el estilo de vida… para mi es maravillosa. Tuve la oportunidad de vivir en Toronto una temporada y de tener una de las más grandiosas experiencias de mi vida.

Desde muy pequeña siempre tuve la fascinación por el país de las hojas de maple y en especial por esta ciudad. Todos los días soñaba con viajar al norte de América y llegar hasta la ciudad que se me había metido en el corazón sin siquiera conocerla. Así que un día hice las maletas y me fui a Toronto.

Llegué en pleno verano, una mañana de junio. El cielo radiante, un sol incandescente y el intenso calor producto de las altas temperaturas me dieron la bienvenida. Nunca había sentido tanto calor en mi cuerpo como ese día, aunque provengo de un país caribeño, pero tampoco me había sentido tan feliz en mi vida como cuando por fin pude pisar suelo canadiense.

Dediqué parte de mis días a caminar por las calles torontonianas, de grandes aceras e impecables al paso. La seguridad que se siente al andar por el downtown es indescriptible, no en vano se trata de uno de los países más seguros y con la mejor calidad de vida del planeta. Calles como King, Dundas, Yonge (la calle más larga del mundo)Bay, Church, Queen, entre otras, revelan la grandiosidad de esta ciudad dando paso a enormes edificios, centros comerciales, diversos comercios, etc. Por supuesto, visitar los barrios como  Chinatown (El barrio chino) y  Little Italy (Pequeña Italiaera una más de las tareas en mi lista de viaje. Pasear por la ciudad en el Streetcar es algo que no puedes dejar de hacer.

Toronto está ubicada a orillas del Lago de Ontario (Ontario Lake) y por lo tanto provee de un clima húmedo que no supone una limitante a la hora de tomar el sol a orillas de la playa de Woodbine en verano. Desde allí pude observar los fuegos artificiales conmemorativos al día de Canadá, el primer día de julio. Hermoso!

Al pasar los días pude hacerme con varios amigos. Una de las cosas que más me gustó de la ciudad fue su gente. Los canadienses están acostumbrados a compartir su tierra y su cultura con inmigrantes de todas partes del mundo. Es un trato de tú a tú, de iguales… definitivamente se trata de una sociedad que está por encima de todo. Como resultado, mi grupo de amigos resultó ser un popurrí de nacionalidades. Un mexicano, una japonesa, una belga, una canadiense y una venezolana fueron los cinco con quien más compartí y me enorgullezco al decir que hoy en día, y a pesar de la distancia, sigo en contacto con ellos.

El punto de encuentro, Tim Hortons. Parada segura antes de recorrer las calles de la ciudad. Un café, unas galletas y a pasear.

La primera visita fue indiscutiblemente la CN Tower, fue allí donde conocía a Shizuko y a Cristina, una japonesa y una mexicana que compartieron conmigo la experiencia de llegar a lo alto de la torre y de disfrutar una magnífica vista de mi tan adorada ciudad. Desde la torre se puede observar el SkyDome hoy conocido como el Roger Centre, sede de los Toronto Blue Jays (el principal equipo de béisbol de Toronto) y de los Toronto Argonauts (su principal equipo de fútbol canadiense).

El Air Canada Centre, a menudo denominado simplemente como ACC, es otro de los centros deportivos que sin duda alguna, los amantes del baloncesto y del hockey no deben pasar por alto. Es la cancha de juego de los Toronto Maple Leafs de la NHL, y de los Toronto Raptors de la NBA.

Old City Hall se convirtió en uno de mis lugares favoritos. Justo al lado está el Toronto City Hall,  el rascacielos donde se ubica la sede del ayuntamiento. Aquí, modernidad e historia van de la mano. Cerca, el centro comercial más famoso de la ciudad canadiense, el Eaton Centre.

Otro lugar que conocí y que hizo que terminara de enamorarme perdidamente de la ciudad fue Casa Loma, un enorme castillo construido entre 1911 y 1914, que hoy en día abre sus puertas al público convirtiéndose así en una de los sitios turísticos más importantes de la ciudad.

Toronto cuenta con varios museos de gran interés y entre ellos está el Hockey Hall of Fame (Salón de la fama del Hockey). Para los canadienses, el hockey es el deporte más importante y a lo largo de los años se ha destacado por ofrecer al mundo equipos y jugadores de muy elevado nivel. También está el Royal Ontario Museum (Museo Real de Ontario), el museo más grande de Canadá de cultura mundial e historia natural.

Ontario Place fue uno de los lugares que más disfruté durante mi estadía en Toronto. Se trata de un parque temático ubicado a orillas del Lago de Ontario. Está dividido en cinco zonas temáticas:  Soak City es un parque acuático, Marina Village cuenta con un gran cine tipo IMAX (Cinesphere),  Market Square, la Adventure Island y la GoZone que incluyen atracciones para toda la familia, restaurantes y tiendas.

En verano no hay que desaprovechar la oportunidad que nos brinda el buen tiempo, aunque sí, hace mucho calor. Por eso, un día en Toronto Islands se convierte en una de las mejores opciones de recreación. Se trata de un sitio al que se llega tomando el ferri desde Queens Quay. Una vez allí jogging, pic nics, ciclismo y playa son alguna de las actividades que se pueden hacer en este precioso lugar. Desde aquí se puede apreciar una de las vistas más hermosas de la ciudad.

En otoño la ciudad adquiere otro color. El naranja de las hojas en el suelo crea una alfombra natural en las calles de Toronto. En mi opinión, la mejor época del año. La temperatura comienza a bajar y el calor deja de hacer mella en nuestro cuerpo, pero la vista sigue siendo realmente hermosa.

Durante el mes de Septiembre ocurre el evento más importante del mundo cinematográfico en la ciudad de Toronto. El Festival de Cine de Toronto  representa unos días de grandes películas, de celebridades y por supuesto de entretenimiento para torontonianos y visitantes. Al vivir en Toronto durante esa fecha, pude formar parte de la experiencia TIFF (Toronto International Film Festival), siendo una de las tantas voluntarias durante tan magnífico evento.

Pero en invierno todo cambia. La ciudad se llena de nieve y el clima sufre enormes declives de temperatura. No obstante, esta estupenda ciudad cuenta con un sistema de comunicación subterránea que le permite a los transeúntes caminar debajo de la tierra protegiéndose así de las adversidades climáticas. Hay quien dice que Toronto se convierte en una ciudad aburrida durante estos fríos meses, sin embargo todo es cuestión de creatividad. Aun quedan miles de lugares que visitar, un sin fin de bares que no cierran sus puertas, el chocolate de la tarde, el cine, una buena obra de teatro… en fin, Toronto, para mí, es una ciudad excepcional durante todo el año. Es la Toronto de mis amores.

Cápsula Cinéfila

Conociendo el mundo poquito a poquito

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Hablando de esto y de aquello

Viajes, cine y un poco más de cualquier cosa.